Que quede claro que estoy en contra de la violencia, partidario siempre del diálogo hasta que se hayan agotado todos los recursos. Nada hay que justifique la aniquilación de un ser humano, por insignificante que nos pudiera parecer. Que quede claro que preferiría que no fuera necesaria una revolución, ni el levantamiento de un pueblo en contra de aquellos que están llamados a "servirlos" gobernándolos.
Pero, ¿y si te oprimen en lugar de gobernarte?, ¿y si los que te gobiernan permiten que en sus países el índice de analfabetismo supere la mitad de la población - como el caso de Marruecos, Yemen o Sudán - o llegue a las tres cuartas partes de la población - como en Egipto o Túnez -, alcanzando el escandaloso 90% en Jordania?, ¿y si, además, estás saboreando continuamente la acidez de la corrupción en aquellos que supuestamente velan por tus intereses?, ¿y si ves cómo tu país cae "en picado" cuando conoces que posee recursos como para levantarse si estuviera "en otras manos"?
¡Analfabetos, sí, pero no tontos! ¡A la calle, que ya es hora de quitarse el "pie del cuello"! ¡Que respirar es un derecho, gritar también, protestar, decir "No", y que el pueblo sea escuchado también!
¡Ya era hora de que alguien dijera "basta"! Pero se rebelan los que están despiertos, no los que viven amodorrados en el continuo sopor de su comodidad, pensando que su "mundo" está asentado sobre estructuras sólidas que soportarán cualquier movimiento de tierra... Y, sin embargo, la tierra no para de moverse - así nos lo enseñaban en clase de geología - y eso más tarde o más temprano debilita estructuras demasiado rígidas y anquilosadas.
¡Bravo por estos pueblos que se han levantado! ¡Ojalá hubiera sido de otro modo! ¡Ojalá esta revolución no hubiera tenido "mártires"! ¡Ojalá la historia la sigan escribiendo los pequeños, los "analfabetos"!