viernes, 4 de mayo de 2012

Una Iglesia "excéntrica" para el s. XXI

Este año se cumplen 50 años del comienzo del concilio Vaticano II (1962-2012), un acontecimiento que "revolucionó" la Iglesia y la puso en marcha para afrontar el tercer milenio de su historia. Entre los grandes documentos que emanaron de aquellas reuniones que tuvieron lugar en el Vaticano, donde se dieron cita obispos y expertos de todo el mundo, se encuentra la constitución Lumen Gentium, que nos ofrece el rostro de una Iglesia renovada e iluminada por Cristo y al servicio de toda la humanidad.

Una Iglesia que "se descentra", que sale de sí misma para poner su centro en Cristo y en los hombres y mujeres de este mundo que siguen necesitando del encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Por ello, "excéntrica", porque lejos de poner el centro en sí misma, lo ha puesto "fuera", en Cristo y la humanidad.

La Iglesia sigue estando llamada hoy a "iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre su rostro". Y lo hará, como si de una vidriera se tratara, a través de la armónica y rica diversidad de colores de sus cristales.

Un estudio y reflexión más detallada sobre este tema en el siguiente artículo que la revista Vida Nueva ha publicado recientemente: "Una Iglesia excéntrica para el s. XXI". No estaría mal desempolvar estos documentos, para algunos ya olvidados, y volverlos a colocar en el estante de los libros frecuentemente usados de nuestra biblioteca personal.