domingo, 27 de marzo de 2011

LXVII

«Todo el imperio dice que el Sabio es noble, a pesar de su aspecto vulgar; aspecto que se da, precisamente, porque es noble (para velar su nobleza y no atraerse envidiosos). Todo el mundo sabe, por el contrario, cuántos de aquellos que intentan parecer nobles son hombres de poco valor.

El sabio estima tres cosas a las que tiene apego: la caridad, la simplicidad y la humildad. Si es caritativo, será valeroso (en los límites justos sin crueldad). Al ser simple, será liberal (en los justos límites, sin despilfarro). Al ser humilde gobernará a los hombres sin tiranía.

Los hombres de hoy en día olvidan la caridad, la simplicidad y la humildad. Desean la guerra, el lujo y la ambición. Esto es querer parecer. Es no querer tener éxito.

Pues el agresor caritativo es el que gana la batalla (no el agresor bárbaro); el defensor caritativo es el inexpugnable (no el guerrero despiadado). A los que el cielo quiere bien, los hace caritativos.»

"Tao Te King"
Lao-Tzú (Lao Tse)

El Libro del Tao fue escrito alrededor del año 600 a.C.  

Y sin embargo dibuja perfectamente al hombre de hoy en día

jueves, 10 de marzo de 2011

Primeras impresiones

Hace unos meses veía la luz este espacio con la pretensión de que fuera un lugar abierto donde nadie se sintiera excluido, donde se disfrutara la diversidad, el Misterio de la vida. Y en esto seguimos.
Hoy escribo esta entrada desde la ciudad donde se encontraba el atrio que animó esta idea. Escribo desde Jerusalén. La ciudad de las 3 grandes religiones monoteístas que adoran a un solo (mismo) Dios.
No podía ser de otra manera: en estos días ya he paseado por el atrio de los gentiles, mejor dicho, por el lugar donde se abría el atrio. Hoy es la explanada de las mezquitas. ¡Qué pena que un espacio donde la convivencia en diversidad debiera ser lo más importante haya sido bañado por tanta sangre injusta e inocentemente derramada!

Pero lo que quiero compartir en el Atrio es la suerte de poder pisar ese lugar donde siempre ha paseado la vida de la gente, de toda la gente. Es una auténtica maravilla poder pasear por esa explanada. Recordar aquí la pluralidad que hoy, desgraciadamente, no se puede manifestar.

Por allí he paseado. Me he sentado. He hablado. He rezado. Allí me he sentido uno más: un gentil entre los gentiles, un creyente entre los creyentes, un extranjero entre los extranjeros, una mujer entre las mujeres, un marginado entre los marginados, un poeta entre los poetas... un ser humano. Tan solo eso: ¡un ser humano!


Esta es mi primera impresión. Seguiré un tiempo por esta tierra. Compartiré alguna otra experiencia que tenga. Quiero sentirme y ser con vosotros, con todos, un gentil entre gentiles.


Shalom