viernes, 27 de enero de 2012

27 de Enero

Día Internacional de recuerdo a las víctimas del Holocausto nazi (en esta fecha, año 1945, los soviéticos liberaron Auschwitz, el mayor campo de exterminio nazi)
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Maximiliano Kolbe: "uno más entre tantos millones"
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A fines de julio de 1941 se fugó un preso del campo de concentración de Auschwitz. El sargento polacoFranciszek Gajowniczek, de 40 años de edad, uno de los prisioneros, narró así su experiencia de aquel verano de 1941:
Yo era un veterano en el campo de Auschwitz; tenía en mi brazo tatuado el número de inscripción: 5659. Una noche, al pasar los guardianes lista, uno de nuestros compañeros no respondió cuando leyeron su nombre. Se dio al punto la alarma: los oficiales del campo desplegaron todos los dispositivos de seguridad; salieron patrullas por los alrededores. Aquella noche nos fuimos angustiados a nuestros barracones. Los dos mil internados en nuestro pabellón sabíamos que nuestra alternativa era bien trágica; si no lograban dar con el escapado, acabarían con diez de nosotros. A la mañana siguiente nos hicieron formar a todos los dos mil y nos tuvieron en posición de firmes desde las primeras horas hasta el mediodía. Nuestros cuerpos estaban debilitados al máximo por el trabajo y la escasísima alimentación. Muchos del grupo caían exánimes bajo aquel sol implacable. Hacia las tres nos dieron algo de comer y volvimos a la posición de firmes hasta la noche. El coronel Fritsch volvió a pasar lista y anunció que diez de nosotros seríamos ajusticiados.
Franciszek Gajowniczek[2]
A la mañana siguiente, Gajowniczek fue uno de los diez elegidos por el coronel de las SS (nazismo) Karl Fritsch para ser ajusticiados en represalia por el escapado. Cuando Franciszek salió de su fila, después de haber sido señalado por el coronel, musitó estas palabras: «Pobre esposa mía; pobres hijos míos».[3] El padre Maximiliano estaba cerca y lo oyó. Enseguida, dio un paso adelante y le dijo al coronel: «Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos».[4] El oficial nazi, aunque irritado, finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.
Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— el 14 de agosto de 1941 aún sobrevivía junto a otros tres condenados y los oficiales a cargo del campo querían dar otro destino a la celda, Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo.[5] [6] Incluso en prisión y también en la celda de hambre, celebró, mientras pudo, todos los días la Santa Misa, distribuyendo la Comunión a otros prisioneros: el pan dado a los prisioneros era ácimo (sin levadura), podía ser utilizado para la Eucaristía; guardianes que simpatizaban con él le hacían llegar el vino.
En agosto de 1945, en el final de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Nagasaki, donde Kolbe tenía una  de sus imprentas, fue destruida por la bomba atómica. Todos los trabajadores fallecieron más tarde, pero la imprenta quedó incólume.
El papa Pablo VI lo declaró beato en 1971; a la fiesta asistió Franciszek Gajowniczek (de 70 años), el hombre por el cual Kolbe había ofrendado su propia vida treinta años antes. El 10 de octubre de 1982, el papa Juan Pablo II canonizó a éste ante una multitud de polacos. Posteriormente fue nombrado patrón de los radioaficionados a petición de los radioaficionados polacos.
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Datos de Wikipedia. Gracias MLB

7 comentarios:

  1. Interesante información, no la conocía. Felicitaciones por tus artículos querida periodista.

    Abrazos.

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  2. cada vez leo o veo algo de este tema me parece mentira que esto haya ocurrido anteayer
    da mucho miedo...
    un cordial saludo
    Raúl

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  3. Qué decir... me entra terror al imaginar tanta depredación inútil... ¡pobres! Bss

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  4. Hola que tal..
    después de unos meses obcecados
    vuelvo a tomar las riendas
    de mi Caja De Zapatos..
    he vuelto con una nueva nota llamada “Secándonos” te invito a que sigas leyendo..
    un abrazo fuerte!!!

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  5. asi somos los humanos, capaces de actos extremos en el heroísmo y en la crueldad...
    conocía la historia, gracias por recordarla, saludos Mariluz

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  6. No me gusta las historias de campos de concentración, me gustan las historias de amor.
    Un beso amiga y espero leerte mas a menudo pues hoy es el primer dia que te encuentro.

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  7. Muy buen escrito, historias como esa van por miles. Fue muy triste esa etapa del mundo . Creo que sus protagonistas estarán tranquilos.
    Debemos enfrentar el odio con amor. Es mi opinión. Vivir más felices.

    Un beso y felicidades.

    http://cubagelois.blogspot.com.es/

    http://cubatourdanz.wordpress.com

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